La Verità svelata dal TempoGiambattista Tiépolo (Venecia 1696-Madrid 1770)
'La Verdad desvelada por el Tiempo', muestra a una joven (la Verdad,) en brazos de un anciano con largas barbas blancas (el Tiempo) que la despoja de sus ropajes y la enfrenta a un espejo.
Desde hace años, una réplica de este cuadro pintado por Tiépolo, preside la pared tras la mesa del gobierno italiano desde la que se atiende a los medios de comunicación. Parecía una bella metáfora que un cuadro con semejante título presidiera la interacción entre el gobierno y el pueblo: la verdad sin tapujos. Desnuda.
Imitando al Papa Pío IV quien aconsejado por la Congregación del Concilio en 1564 ordenó cubrir las desnudeces de los frescos de la Capilla Sixtina, Silvio Berlusconi ha decidido, aconsejado por sus asesores de imagen, tapar la desnudez del seno, pues puede herir la susceptibilidad de algún telespectador o a las ministras. Y así, el cuadro ha sido retocado y el pecho desnudo de la protagonista "ha desaparecido, recubierto por un velo".
Grotesca y patética, además de inculta medida. Insulto para todos los amantes del arte y para los italianos en general. Y una ofensa a un artista que según los entendidos en la materia fue libre y contrario a cualquier actitud autoritaria. Por otra parte, no creo que un seno pueda ofender. Me resulta más ofensivo cualquier método de censura, aunque sea un velo, nada menos que un velo, más dañino para mí espíritu cualquier fobia: homofobia, xenofobia..., más ofensivo el signo de cuernos que le puso Berlusconi a un colega suyo en cierta reunión del Consejo de Europa; o que un presidente sea capaz de llevar a todo un país a una guerra en base a unas premisas (armas de destrucción masiva) falsas.
Pero ésto me hace reflexionar sobre la mirada del otro. ¿Qué les habrá pasado por la cabeza a Berlusconi y sus asesores para pensar que un seno de un cuadro de una figura destacada del Barroco/Rococó italiano pudiera ofender a nadie? (ya sabéis, mi eterna pregunta, qué). Y sólo se me ocurre una respuesta: querían velar la verdad. Les ofendía a ellos mismos, les desvelaba su deseo oculto: esconderla. No soportar ser mirados por ella. Algo hay que no quieren que la verdad señale...tal vez a ellos mismos.
No contento el Vaticano con tapar ciertas desnudeces de los frescos de la Capilla Sixtina, bajo el “reinado” de Sixto V y Clemente XIII se recubrieron otras escenas, despojando así, al taparlas a Miguel Ángel de su orgullo, y a las pinturas de su belleza. Y en tiempos de Gregorio XIII y de Clemente VII se pensó en tapar con cal todo el fresco.
Todavía veremos a Il Cavaliere con un bote de cal tapando todas las esculturas y obras de arte de Italia, por si ofenden nuestras/sus miradas...(pues tiene para no aburrirse)... y sin embargo, a mí la mirada que me ofende es la suya.
El tiempo, que como bien captó Giambattista Tiépolo, devuelve a la verdad su desnudez, devolvió a los frescos de la Capilla Sixtina la belleza y a Miguel Ángel el orgullo de haberla pintado.