
Que otra persona no tenga derecho a ejercer lo que tu consideras control sobre ti, no te lo da a ti para gritar o humillar al que cree tener derecho.
Si ese grito o humillación además se produce en público, no hay respeto ni por uno mismo. Cabría hacerse la pregunta, ¿con quién estoy enfadado de verdad?.
Tal vez la cama deba continuar vacía
No hay comentarios:
Publicar un comentario