Llegué a casa triste. No me dolía ni la lipotimia ni el atropello del ciclista, pero estaba triste.
Escuché esta canción y de pronto, empecé a llorar...a llorar no, a sollozar. No había consuelo. Y entendí por qué.
Llevo tres meses humillándome, permitiendo hacer. Aceptando...
Cuando vi a Jacques Brel cantando, suplicando que no le dejaran, me di cuenta de lo que estaba pasando.Me sentí tan identificada, y al tiempo tan ridícula, que yo también debía tener mi particular 19 de marzo y quemar este dolor.
Salí corriendo al mar, siempre esta ahí para susurrarme, para mecerme, y entendí que debía aceptar.
....y no me gustan los calamares.
Youtube no me deja compartir el vídeo, así que aquí os dejo el enlace http://www.youtube.com/watch?v=dSfc662vXZU
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